Primero:
El Mensajero de Al-lah ﷺ ordenó lavar el pene por efecto del madhí, y en algunos hadices también se ordena lavar los testículos.
De ‘Ali (que Al-lah esté complacido con él) se transmitió que dijo: "Yo era un hombre que solía tener emisión frecuente de madhí, así que le pedí a un hombre que preguntara al Profeta (la paz y bendiciones de Al-lah sean con él) −por la situación de que era su yerno−. Entonces preguntó, y él dijo: ‘Haz wudú y lava tu pene’" (Bujari, 269; y Muslim, 303.
Ibn Hayar (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: "Este hadiz es la prueba de que el madhí es impuro, y eso es evidente" (Fath Al Bári, 1/381).
Incluso Ibn ‘Abdul Barr (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) negó que hubiera desacuerdo en ello, diciendo: "Los sabios no discreparon respecto a que todo lo que sale del pene, excepto el semen, es impuro" (Al Istidhkár, 3/111)
Dado que se ha confirmado su impureza y hay una orden legal de lavarlo si sale del órgano, entonces también debe lavarse si cae sobre otras partes del cuerpo, como cualquier otra impureza.
Pero la Shari’ah ha aligerado el proceso de purificación de la ropa que se ha manchado con madhí, de modo que basta con rociar agua sobre la zona afectada, sin necesidad de lavar.
Segundo:
El deber del musulmán ante los mandatos de la ley islámica es hacer lo que le sea posible. Al-lah dijo (lo que se interpreta así en español): {Tengan temor de Al-lah tanto como puedan} [Corán 64:16].
Quien padece de incontinencia de madhí, aunque no pueda evitar su salida, sí puede impedir que se esparza. Por eso, al hacer el wudú para la oración, debe utilizar algo que impida que se propague, como envolver la cabeza del pene con tela o un pañuelo, y luego rezar.
Ibn Qudámah (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: "La mujer con sangrado crónico (mustahádah), o quien sufre de incontinencia urinaria o de madhí, o la persona herida cuya sangre no se detiene, y otros similares que tienen una emisión continua que no les permite conservar la pureza, deben hacer wudú para cada oración, después de lavar la zona afectada, vendarla y protegerla de lo que salga, en la medida de lo posible. La mustahádah debe lavar la zona y colocar algodón o algo similar para detener el flujo de sangre. El Profeta (la paz y bendiciones de Al-lah sean con él) le dijo a Hamna cuando ella se quejó del exceso de sangre: (Te recomiendo usar algodón, pues detiene la sangre). Si el algodón no basta, entonces debe amarrar una tela alrededor de la cintura y sobre la zona del sangrado, como se menciona en el hadiz de Umm Salamah (“que se ate un paño”). El Profeta (la paz y bendiciones de Al-lah sean con él) también le dijo a Hamna: “Póntelo como una brida”. Lo mismo aplica para quien tiene incontinencia de orina o exceso de madhí, debe vendar la cabeza del pene con tela y protegerse según le sea posible, y hacer lo que hemos mencionado" (Al Mughni, 1/421-422).
Tercero:
Si te resulta difícil amarrar algo al pene, basta con que lo hagas al momento del wudú, hasta que termines la oración. Después puedes quitar ese protector y simplemente colocar una tela, pañuelo u otro material entre el pene y la ropa interior, para que no se ensucien. Así, cuando vayas a hacer el siguiente wudú, solo tendrás que cambiar la tela en lugar de cambiar o lavar la ropa que se ensució.
No te está permitido rezar con ropa que se haya manchado de madhí sin haberla purificado previamente.
Y Al-lah sabe más.