La humanidad, en cuanto a sus religiones, se divide en dos grupos:
Un grupo tiene un libro revelado por Al-lah, como los judíos, los cristianos y los musulmanes. Sin embargo, los judíos y los cristianos, debido a que no actuaron conforme a lo que contenían sus libros, por haber tomado a seres humanos como señores fuera de Al-lah, y por el paso prolongado del tiempo, perdieron los libros que Al-lah había revelado a sus profetas. Entonces, los rabinos les escribieron libros que afirmaban que eran de parte de Al-lah, cuando en realidad no lo eran, sino que eran invenciones de los falsificadores y alteraciones de los fanáticos.
En cuanto al libro de los musulmanes (el sagrado Corán), es el último de los libros divinos que ha sido revelado, el más sólido en su pacto, y Al-lah garantizó su preservación; no delegó esta tarea a los seres humanos. Al-lah dijo (lo que se interpreta así en español): {Yo he revelado el Corán y Yo soy su custodio} [Corán 15:9]. Está preservado tanto en los corazones como en los escritos, pues es el último libro que Al-lah destinó como guía para esta humanidad, siendo prueba contra ella hasta el Día del Juicio, le aseguró la permanencia y le preparó, en cada época, personas que recitan sus letras y cumplen sus prescripciones, actúan conforme a su ley y creen en él. Habrá una explicación más amplia sobre este gran libro en un próximo apartado —ver: p. 113, 119–143, 137 del libro Al Islam: Usuluhu wa Mabadi’uhu, del Dr. Muhammad Ibn ‘Abdal-lah Ibn Sálih As-Suhaim—.
Y un grupo que no tiene libro revelado por Al-lah, aunque poseen escrituras que se les atribuye a los fundadores de sus religiones, como los hindúes, los zoroastras, los budistas, los confucianos, y como los árabes antes del envío de Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él).
No hay nación alguna que no tenga un conocimiento y una práctica según aquello que garantiza sus intereses mundanos. Esto forma parte de la guía general que Al-lah ha concedido a todo ser humano, incluso a los animales, pues guía al animal a buscar los alimentos y bebidas que lo beneficia y a rechazar lo que lo perjudica. Al-lah creó en él amor por lo que lo beneficia y rechazo por lo que lo daña. Al-lah dijo (lo que se interpreta así en español): {Glorifica el nombre de tu Señor, el Altísimo, Quien creó todas las cosas a la perfección y decretó para cada ser su función} [Corán 87:1–3]. Y Moisés (la paz sea con él) dijo a Faraón (lo que se interpreta así en español): {Dijo [Moisés]: "Nuestro Señor es Quien creó todo con una naturaleza particular, y luego lo encamina [para que cumpla su destino]"} [Corán 20:50].
Ibrahim (la paz sea con él) dijo (lo que se interpreta así en español): {… pues Él es Quien me ha creado y me guía} [Corán 26:78].
Ver: Al yawáb as-sahih liman baddala dín al Masíh, vol. 4, p. 97.
Y es sabido para todo hombre sensato —que tenga un mínimo de perspicacia— que los seguidores de las religiones reveladas (ahl al milal) poseen un conocimiento más beneficioso y realizan obras más justas que quienes no pertenecen a ninguna religión; y el caso de los musulmanes es mejor aún. La gente que profesa alguna religión posee algo que otros no poseen. Ello se debe a que los conocimientos y las obras son de dos tipos:
Primer tipo: Lo que se obtiene mediante la razón, como las matemáticas, la medicina y la industria. Estos asuntos son iguales tanto para los seguidores de las religiones reveladas como para los demás, e incluso ellos podrían ser más completos en esas áreas.
Pero lo que no se conoce solo por la razón, como el conocimiento divino y de la religión, esto está reservado para la gente de religión. Parte de ello puede ser fundamentado con pruebas racionales, y los mensajeros guiaron a los seres humanos y los orientaron hacia las evidencias racionales, así que se trata de fundamentos racionales y revelados a la vez.
Segundo tipo: Lo que solo se conoce por medio del mensaje de los profetas, y no hay manera de obtenerlo por la razón, como el conocimiento sobre Al-lah, Sus nombres y atributos; lo que hay en la Otra Vida de deleite para quien Lo obedece, y castigo para quien Lo desobedece, la explicación de Su ley, las historias de los profetas anteriores con sus pueblos y otros temas similares.
Ver: Maymú’ Fatáwa Sheij Al Islam Ibn Taimiah, vol. 4, pp. 210–211.
Y Al-lah sabe más.