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Comentarios sobre el libro Fadá'il al-A’mal, por Muhámmad Zakaríyah al-Kandahlawi

09-11-2015

Pregunta 108084

¿Es cierto que el libro Fadá'il al-A’mal de Muhámmad Zakaríyah al-Kandahlawi, contiene muchas afirmaciones que implican asociar a otros con Dios (idolatría o paganismo)?

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios.

El libro Fadá'il al-A’mal, cuyo título original era Tablighi Nisab, escrito por Muhámmad Zakaríyah al-Kandahlawi, es una colección de capítulos sobre varias obras virtuosas. Fue escrito por el autor para servir de referencia al grupo Yama’at at-Tabligh. Este libro adquirió gran importancia para ellos, el cual leen en reuniones de estudio, en sus escuelas y mezquitas. Está escrito en urdu, que es la razón por la cual no se ha difundido mucho en el mundo árabe. Más bien, se ha difundido en aquellos países donde el grupo Yama’at Tabligh se ha extendido, como la India, Pakistán, y Afganistán.

El Hámdu at-Tuwaiyri dijo en Al-Qáwl al-Balig, p. 11:

“El libro más importante entre los tablighs es Tablighi Nisab (también conocido como Fadá'il al-A’mal), que fue escrito por uno de sus líderes, llamado Muhámmad Zakaríyah al-Kandahlawi. Ellos prestan mucha atención a este libro, y lo respetan como otros grupos respetan los suyos.

Los tablighs han convertido este libro en la referencia más importante para los musulmanes del oriente no árabe. Este libro contiene muchas afirmaciones y creencias que implican asociar a otros con Dios, mitos, innovaciones, reportes débiles o fabricados. Es un libro lleno de confusión”. Fin de la cita.

El shéij Shams ed-Dín al-Afghani dijo en su libro Yuhud ‘Ulamá' al-Hanafíyah fi Ibtal ‘Aqá’id al-Quburíyah, 2/776:

“Algunos libros muy apreciados por los deobandis (una escuela de musulmanes de la India) contienen referencias a mitos, adoración de las tumbas, y otras creencias ajenas al Islam original, como por ejemplo… (y a continuación mencionó varios títulos de obras, entre ellos Mánhach at-Tabligh y Tablighi Nisab). Ellos no desaprobaron estos libros ni previnieron a los demás musulmanes contra ellos, ni intentaron frenar su difusión en alguna forma. En los mercados de la India y Pakistán, está lleno de ellos”. Fin de la cita.

Dice en Fatáwa al-Láynah ad-Dá'imah, vol. 2, 2/97:

“Pregunta: “Yo soy musulmán y estoy viviendo en Inglaterra, y quiero seguir el ejemplo del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en todos los aspectos de mi vida. Estoy intentando conseguir libros religiosos en urdu. Leyendo algunos libros del famoso erudito indio que pertenece a Yama’at Tabligh, Muhámmad Zakaríyah Kandahlawi, el shéij del reporte, encontré en su libro Tablighi Nisab, en el capítulo 5, una historia citada por el autor de otro libro titulado Rawnaq al-Mayális. Es la historia de un mercader que falleció y su herencia debía ser dividida entre sus dos hijos. Además de muchas riquezas, el fallecido dejó detrás un cabello del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). El hijo más joven conservó el cabello del Profeta y renunció a la otra parte de la herencia a la cual tenía derecho, dándosela a su hermano mayor. Lo que sucedió fue que el hermano que se quedó con las riquezas pronto cayó en bancarrota, mientras que el hermano que se quedó con el cabello, pronto se volvió rico. Después de que el hermano más joven hubiera fallecido y en cuya posesión estaba el cabello de la cabeza del Profeta Muhámmad, un hombre piadoso vio al Profeta en sueños diciéndole: “Quien tenga alguna necesidad, que vaya a la tumba de este joven hermano e invoque a Dios, glorificado y exaltado sea, para que Dios le responda a sus plegarias”. Este relato está citado en el libro Tablighi Nisab.

Yo también leí otro libro llamado Yarij Mayáij Yuttat, también escrito por Muhámmad Zakaríyah Kandahlawi. En la página 232, él menciona al shéij Hayi Imdadulláh Muháyir Makkí, cuando estaba en su agonía final y fue visitado por uno de sus seguidores, que estaba apenado por su estado. El shéij se dio cuenta de la tristeza que su seguidor estaba sintiendo y le dijo: “No estés triste porque el adorador asceta no muere, sino que se mueve de un lugar a otro, y concede lo que la gente le pide cuando está en su tumba, como solía conceder lo que la gente le pedía cuando estaba vivo”.

Yo quisiera saber cuál es su opinión sobre estos relatos, y particularmente en los siguientes asuntos:

a) Las creencias citadas por el autor de esta obra, y por el otro autor mencionado, ¿tienen alguna validez o veracidad a la luz de las fuentes del Islam? Por favor explíquenos con evidencia del Sagrado Corán y la Tradición Profética.

b) Si estas creencias no pertenecen al Islam, ¿cuál es la evidencia para ello del Corán y la Tradición Profética?”.

Ellos respondieron:

“Lo que has citado de estos libros en tu pregunta cae bajo la denominación de supersticiones e innovaciones que no están basadas en ningún principio o fuente legal islámica, y no tienen asidero ni en el Libro de Dios ni en el ejemplo de vida del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Nadie podría decir o creer estas cosas excepto alguien confundido que se ha apartado del camino recto.

La creencia de que todavía existen cabellos del Profeta y que hacen rico a quien los posee, y la creencia de que alguien puede ver en un sueño al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) ordenándole algo tan contrario a la ley islámica como ofrecer súplicas sobre la tumba de una persona, todas estas cosas son supersticiones, mentiras e invenciones para las cuales no hay evidencia alguna. Si el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) prohibió durante su vida la adoración de las tumbas y advirtió contra ello a los musulmanes de la forma más clara y enfática, ¿cómo podría haberse aparecido en sueños para enseñar a alguien exactamente lo contrario? El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) también prohibió adorar a los profetas o incluso exagerar en su afecto por ellos, o intentar acercarse a Dios por virtud de ellos, y lo mismo se aplica a los hombres piadosos de toda índole. El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no falleció hasta que Dios hubo perfeccionado Su religión a través de él. A partir de su fallecimiento, nada puede agregarse o suprimirse de la religión islámica tal como él la enseñó. La creencia de que las súplicas ofrecidas ante las tumbas serán respondidas es una superstición completamente ajena a la religión islámica, y puede conducir al orante a cometer un acto de paganismo si invoca al ocupante de la tumba en lugar de a Dios o junto con él, o si cree que el ocupante de la tumba tiene algún poder para beneficiarlo o perjudicarlo, porque el Único que tiene poder sobre todas las cosas es Dios, glorificado y exaltado sea.

De la misma forma, la creencia de que el adorador asceta no muere sino que se mueve de un lugar a otro concediendo lo que la gente necesita como lo hacía cuando estaba vivo, es una  superstición o una falsa creencia, y es uno de los mitos provenientes del hinduismo que se han difundido en algunos grupos sufíes. No hay bases en el Islam para ninguna de estas cosas. Más bien lo que indican los versos coránicos y reportes auténticos es que toda persona morirá. Dios, glorificado y exaltado sea, dijo (traducción del significado):

“Por cierto que tú fallecerás [¡Oh, Muhámmad!] y ellos también fallecerán [pues nadie es inmortal]” (Az-Zúmar, 39:30).

“Y por cierto que no hemos hecho inmortal a ningún humano. Si tú ¡Oh, Muhámmad! [que eres el mejor de la creación] has de morir, ¿por qué razón tendrían ellos [los incrédulos] que vivir eternamente? Ciertamente toda alma probará la muerte. [Sabed que en la vida mundanal] Os pondremos a prueba a través de todo lo malo y bueno que os acontezca, y que [en la otra vida] compareceréis ante Nosotros” (Al-Anbiá', 21:34-35)

Los reportes auténticos también indican que cuando una persona muere todas sus obras llegan a su fin excepto tres: el conocimiento beneficioso, un hijo recto que reza por él, y la caridad duradera. El fallecido en la tumba no tiene poder para beneficiarse ni perjudicarse a sí mismo, y por lo tanto no tiene poder tampoco para beneficiar o perjudicar a los vivos. Está prohibido para los musulmanes buscar el alivio a sus necesidades en cualquier cosa que esté más allá de sus posibilidades recurriendo a otro que a Dios solamente, y quien le pida cosas a los muertos ha cometido un acto de idolatría mayor. Tales creencias están severamente condenadas en el Islam, porque toda la abrumadora evidencia encontrada en el Libro de Dios y en los reportes del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) así lo indica. El musulmán que sostenga tales creencias debe corroborar esto y abandonarlas, arrepentirse sinceramente ante Dios, y tomar la firme decisión de alejarse de tales desviaciones y seguir el camino de las primeras generaciones rectamente guiadas si verdaderamente desea alcanzar la complacencia de Dios y Su Paraíso, y estar a salvo de Su castigo”. Fin de la cita.

Dice en Al-Mausu’ah al-Muyássara fi al-Adián wa al-Ahzáb al-Mu’ásirah, 1/322:

“En las reuniones que realizan en los países árabes, los seguidores del grupo Yama’at Tabligh se concentran en la lectura de obras beneficiosas como Riadh as-Saalihín, pero en los países del extremo oriente como hemos mencionado, suelen concentrarse más a menudo en la lectura de obras como Tablighi Nisab y Haiad as-Sahabah, y el primero de estos libros está lleno de mitos, supersticiones, y reportes débiles o fraguados”. Fin de la cita.

En resumen, los eruditos del Islam permanentemente advierten a los musulmanes contra este libro Tablighi Nisab, también conocido como Fadá’il al-A’mal. No es permisible para el musulmán creer ni poner en práctica lo que se afirma en esta obra. Más bien, lo que el musulmán debe hacer cuando lea libros sobre religión es remitirse a las obras de los eruditos confiables que han intentado seguir el ejemplo y las enseñanzas del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Pero los libros que están llenos de supersticiones que contradicen claramente las enseñanzas más básicas del Islam, no tienen ni deben tener ningún espacio en la mente y en el corazón de los musulmanes.

Y Allah sabe más.

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